Las conductas bulímicas son cuadros de inicio temprano, la mayoría de los pacientes inician estas prácticas ya antes de los 18 años y muchos persisten con síntomas en la vida adulta. La prevalencia la la Bulimia Nerviosa es del 3% en la población general , y es hasta 20 veces más frecuente en mujeres que en hombres. La mayoría de los afectados sufren, además, un segundo diagnóstico psiquiátrico, principalmente trastornos de ansiedad, depresión, trastornos de personalidad y otros cuadros que involucran impulsividad.
Las conductas bulímicas se definen por la presencia de una ingesta desproporcionada e incontrolable de grandes volúmenes de comida en un muy corto periodo de tiempo (atracón), seguidas por conductas compensatorias para así evitar ganar peso. Un atracón se caracteriza por comer en un periodo de 2 horas una cantidad de comida que es definitivamente mayor a la que consume una persona normal. El peso, por lo general, se mantiene en rangos normales o medianamente aumentado.
Emocionalmente quienes sufren estos episodios tienen una sensación de malestar y angustia muy intensas, acompañadas de un apetito voraz. El episodio de bulimia es gatillado por la visión de comida, y la ocasión de comerla en ausencia de testigos. Una vez iniciada la ingesta la angustia del afectado disminuye. Cuando la ingesta de grandes cantidades de alimento termina, aparecen los sentimientos de culpa y autodesprecio. Los pacientes con bulimia procuran suprimir la ansiedad mediante la práctica de vómitos inmediatos u otros comportamientos como el abuso de laxantes, diuréticos o el ejercicio intenso.
Existen alternativas de tratamiento bastante alentadoras para el manejo de esta sintomatología. Las intervenciones multidisciplinarias, evaluaciones nutricionales, psicoterapia de modalidad cognitivo conductual, evaluaciones psiquiátricas deben ser parte del acompañamiento de estos pacientes.
La consulta psiquiátrica tendría entonces como objetivo confirmar el diagnóstico de Bulimia nerviosa, descartar la presencia de un segundo diagnóstico (comorbilidad), evaluar los rasgos de personalidad del aquejado, ayudar en el manejo de conductas impulsivas y la inestabilidad emocional.
Las alternativas farmacológicas incluyen a los antidepresivos ISRS (Fluoxetina, Paroxetina en dosis altas), Tricíclicos como la Imipramina y anticonvulsivantes como el Topiramato. El objetivo de la medicación es reducir la frecuencia de conductas bulímicas y el manejo de la impulsividad de base.