Las Neurosis obsesivas tienen su manifestación más grave en el Trastorno Obsesivo Compulsivo. Las rumiaciones, las ideas intrusivas y parasitarias, la ansiedad patológica asociada a la repetición de estas ideas desagradables, y los actos compulsivos agotan a los afectados de esta enfermedad. La ausencia de un diagnostico oportuno y de un tratamiento adecuado generan un enorme sufrimiento en el paciente. Muchas veces el individuo, por vergüenza o temor al estigma, mantiene en silencio su sintomatología.
Los últimos reportes en TOC muestran un empeoramiento de los cuadros tras el inicio de la pandemia de SARS COV-2. Los rituales de limpieza, lavados de manos desproporcionados, y expectación ansiosa comprensible, principalmente antes del inicio de la vacunación masiva. Muchos pacientes estuvieron meses sin tratarse, esto por las limitaciones sanitarias y las restricciones de la atención presencial. Peor aún, se han visto manifestaciones a más temprana edad, con aumento del diagnóstico de cuadros obsesivos y ansiosos en población infantil.
Desde la farmacoterapia y psicoterapia las alternativas son seguras, con buena aceptación por los usuarios y con buen nivel de respuesta sintomática. La administración prolongada de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), antidepresivos Tricíclicos (Clomipramina), todo esto combinado con intervenciones cognitivo conductuales, muestran resultados alentadores, con mejora en la calidad de vida de los afectados.