Si bien hay puntos compartidos entre las experiencias de tristeza «normal» y un episodio depresivo, las diferencias se hacen notar cuando se explora el mundo interno del sujeto aquejado por la depresión.
La experiencia de tristeza es universal. Todos los seres humanos, desde muy temprana edad, sentimos (y luego reconocemos) las sensaciones de pena y amargura que surgen producto de situaciones personales, familiares, académicas, relacionales, pérdidas. Los sentimientos tristes pueden acompañarnos en el día a día, sin generar gran impacto en nuestro rendimiento diario y en nuestra cotidianeidad. La mayoría de las veces logramos identificar el origen de nuestra tristeza.
En depresión existe una sensación de enlentecimiento a nivel físico e intelectual que genera extrañeza en el paciente, un desinterés por las experiencias placenteras del día a día, un agotamiento intenso que impide iniciar la jornada con el debido entusiasmo, una visión del presente y futuro negativa, opaca y desesperanzada. Existe una tendencia al aislamiento social y la soledad. Las sensaciones de culpa y reproche atormentan en forma constante. Se altera el apetito, ya sea por pérdida del deseo de comer o, a modo contrario, por una necesidad intensa de ingerir hidratos de carbono.
Muchas veces los sujetos que padecen trastornos depresivos no logran identificar el origen de su pena y su malestar, no encuentran razones para su tristeza y, peor aún, sienten que su sufrimiento podría llegar a ser insuperable. El sueño igualmente se altera. El sujeto no logra conciliar el sueño o despierta muy temprano en la mañana, sin motivos. En otras formas de depresión la persona podría dormir durante muchas horas al día por una sensación de cansancio exagerada.
Por suerte existe evidencia suficiente que indica que el acompañamiento familiar, la contención emocional, la reinserción en la vida social, la posibilidad de tener un psicoterapeuta que realice un acompañamiento del paciente y la farmacoterapia logran que el cuadro depresivo mejore con el paso de las semanas.
Es necesario explicar al paciente que los cuadros depresivos son episodios temporales y transitorios, alimentar la esperanza de que hay posibilidades de tratamiento y que prontamente se podría volver a un estado de ánimo normal y sano(eutimia).